Artesanía tecnológica.

Invierno I en Navil, Chiapas

Intro.

De acuerdo al significado social sobre una comunidad indígena; son el grupo humano que vive de acuerdo con las formas de relación con el medio natural en el que se asentaron los diferentes grupos aborígenes desde antes de la conquista europea y la han conservado y dinamizado a lo largo de la historia, conviviendo y adaptándose a su vez con el resto de la sociedad. En México se tiene más de siete millones de hablantes de sus setenta y dos lenguas indígenas; es decir, siete de cada cien personas es de origen indígena en lo cual, la mayor concentración de hablantes se encuentran en el estado de Chiapas.

Chiapas por su parte se divide en 124 municipios de los cuales albergan gran parte de las comunidades hablantes del Tsotsil y Tzeltal; variaciones de la lengua maya. 

En el presente escrito, se narra la experiencia llevada a cabo a fin de realizar un proyecto que tuvo como eje tres propósitos simultáneos: replicar a pequeña escala el laboratorio de tecnologías comunitarias en colaboración con la artista Amor Muñoz; generar la primera materia de invierno a nivel nacional del sistema del Tecnológico de Monterrey, y principalmente descrito en este documento, una propuesta para el proceso de investigación alrededor de la práctica de diseño etnográfico basada en la actividad manual para establecer un vínculo de confianza.

Un acercamiento a Chiapas.

El estado de Chiapas es uno de los más ricos en términos culturales y ambientales de México, con su variedad de selvas y bosques los cuales atraen de la mas variedad de fauna silvestre como el Quetzal, antigua ave sagrada para la cultura maya y el Jaguar; símbolo de poder y autoridad.

Dentro de su abundancia, Chiapas alberga una gran complejidad cultural, con una división en 15 regiones socioeconómicas en las cuales habita una población indígena de aproximadamente de 1.7 millones de individuos que representan 12 pueblos originarios: Cakchiquel, Kanjobal, Tojolabal, Maya, Zapoteco, Mame, Awakateko, Chuj, Maya, Zoque, Tsotsil y Tseltal.

Sin embargo, Chiapas como estado ha tenido un desarrollo social y económico complejo, marcado por una clara desigualdad y pobreza. En algunos casos la carencia extrema es tal que el 79 por ciento de la población no accede a los recursos suficientes para una línea de bienestar según datos del CONEVAL en el 2016. Según cifras del INEGI (2015) de los más de cinco millones de habitantes del estado, 51% habita en zonas rurales. Por diversos factores el desarrollo económico de la región se ha visto mermado. En paralelo conflictos entre los distintos pueblos originarios 

Dicho estado es el hogar de once pueblos indígenas mayormente Tzeltales y Tsotsiles los cuales aún no adquieren completamente el reconocimiento de sus derechos debido a la gran desigualdad y privatización de recursos naturales lo cual conlleva a descontento social ocasionando inestabilidad, inseguridad y creación de guerrillas armadas como el EZLN y finalmente la migración de la población hacia grandes urbes o países altamente desarrollados.

San Cristóbal: un lugar mágico.

La ciudad fue construida por Diego de Mazariego tras derrotar a la comunidad tsotsil en 1528 con el nombre de Villa de San Cristóbal de los LLanos. tras varios cambios de nombre, finalmente se le dio el que tiene actualmente en honor a San Bartolomé de las Casas generando la conjunción de ambos. Hoy, ciudad cosmopolita y capital intercultural del estado.

San Cristóbal de las casas se ha vuelto un lugar turístico y preferido especialmente por el extranjero Europeo, tanto así que muchos han tomado la decisión de migrar a esta zona emprendiendo su propio negocio y atrayendo a más población de su índole, esto provoca una gran riqueza al pasear por sus empedradas calles; por un lado se escucha hablar una lengua indígena y por otro el alemán o francés que florece el sincretismo cultural de la región.

De Tenejapa hacia Navil.

Tenejapa es uno de los 124 municipios de Chiapas, es esta la zona céntrica de las comunidades indígenas que se encuentran a sus alrededores como lo es Navil, la cual es la comunidad más retirada de la zona. Predomina un clima templado húmedo con abundantes lluvias en verano e intenso frío en invierno, por ende existen prendas hechas con lana de borrego manufacturadas artesanalmente con telar de cintura. 

Es importante mencionar que la autoridad en esa zona se distribuye a través de “regidores”, hombres que realizan el servicio, procedentes de distintas comunidades de la zona y ven por la seguridad de la zona y a veces fungiendo como jueces. Dicho servicio es obligatorio y con una duración de máximo 2 años, de esta manera los mismos locales ven por sí mismos la seguridad.
Dejando el municipio, viajamos hacia la comunidad indígena por medio de un trayecto de 30 min. en carretera, 80 min. por un camino de terracería y 15 min. por un sendero a pie. Territorialmente, el lugar, se encuentra sobre los altos de Chiapas. Donde predominan los bosques de pino-encino, con un clima templado húmedo primordialmente.


Esta comunidad, de origen Tzeltal, cuenta con aproximadamente 500 habitantes de los cuales 40 integrantes aproximadamente, desde infantes hasta adultos mayores, pertenecen a la familia Hernández, quienes tuvieron la cortesía de recibirnos en la Casa de la Partera, previamente construido con apoyo del mismo ITESM. Dicho espacio fue diseñado para apoyar los labores de partera de María, quién es la cabeza de la familia. Estas instalaciones, al igual que la mayoría de la comunidad, cuentan con los servicios básicos (agua, luz y drenaje) aunque no en el mejor estado ni obteniendo el mejor provecho de estos.

Por otro lado, sus fuentes de ingreso son basados en la obtención y venta de madera y maíz, aunque este último es más de consumo propio para la familia. Y a partir del 2016, las comunidades comenzaron a considerar su artesanía textil como una nueva manera de generar ingresos económicos.
A su vez, cada comunidad tiene un representante legal, quien recibe una compensación económica mensual por su apoyo.

Nace el proyecto.

“Partiendo de un fenómeno social como lo es la convivencia, se puede llegar a un intercambio de conocimientos y diseño en conjunto, de soluciones.”

Mónica L.
El diseño envuelve gran parte de su conceptualización en la premisa que gira alrededor de la empatía. Es indispensable colocarse en los zapatos del usuario para entender parte de la necesidad, es por ello que para identificar dichas necesidades, se recurren a técnicas de investigación etnográfica y antropológica.

Durante la fechas del 10 al 19 de Diciembre, 2018; se planteó el primer curso de Invierno por parte del ITESM. El cual consistió en la intervención de un grupo de colaboradores conformados por docentes del Tec de Monterrey (Ignacio Tovar quién coordinó el proyecto y Agustín López Girón), 4 alumnos y la artista Amor Muñoz en la comunidad de Navil, Tenejapa, Chiapas. 

El proyecto tendría tres propósitos paralelos. El primero sería generar la primera materia de invierno del sistema del Tec de Monterrey basándose en el modelo Tec21. En este sentido, la experiencia educativa sería basada en competencias, con un reto central del cual se desprenden diferentes acercamientos a temas teóricos involucrando conocimientos de diseño centrado en el usuario, sociología según la teoría de red-actor (ANT o Actor Network Theory), diseño y análisis de circuitos electrónicos y fabricación textil. 

El reto central de la materia sería el segundo propósito del proyecto, el cual era generar una investigación de diseño etnográfico que pudiera servir para generar un mapeo de necesidades de la comunidad. Esta investigación se basaría en metodologías tradicionales de investigación antropológica que han sido aplicadas de manera exitosa en procesos de empatía para generar proyectos de diseño centrado en el usuario, así como un proceso de cocreación manual que en parte permitiera el desarrollo de un estado de flow.

El tercer propósito sería el empoderamiento de la familia Hernández, mediante la incorporación de elementos electrónicos en su artesanía textil, basándose en los laboratorios de tecnologías comunitarias de la artista Amor Muñoz. Esto, con el objetivo de abrir nuevas oportunidades, y mejorar las existentes, para la comunidad, sin dejar de lado su contexto físico, histórico, social y cultural.

Para lograr generar una investigación rica en conocimientos de primera mano, la hipótesis era que si se generaba un espacio de co-creación junto con la comunidad que podríamos llamar flow ( …. ) se podría establecer un proceso de rapport profundo que nos permitiera entender y ser entendidos  con un alto de intimidad. Para lograr esto, el proceso de tejido con gancho se convirtió en una de las actividades eje de la experiencia, siendo estos momentos los cuales permitían el mayor acercamiento emocional entre todos los participantes de la actividad.

Junto con la orientación de Ignacio Tovar, el profesor Agustín Girón y el apoyo de la artista Amor Muñoz a lo largo de nuestra estancia en la comunidad se tuvo la oportunidad de llevar a cabo un proceso de investigación que se basó en la vivencia del entorno en compañía de todos los integrantes de la familia Hernández. 

En este sentido, en vez de conducir un proceso de investigación de diseño o antropológico “tradicional”, aquí se propuso una aproximación activa. Una antropología activa donde el rapport se construye a partir de un proceso de interacción manual. Para el investigador de campo es fundamental tratar de evitar la jerarquía natural que surge entre el observador y el observado, el entrevistador y entrevistado. Al establecer una serie de procesos manuales, basados en el intercambio de conocimientos de técnicas notamos cómo estas posturas eran mitigadas. Con esto, los distintos miembros de las actividades se volvieron co-creadores y colaboradores en el proceso de desarrollo creativo.

A diferencia de técnicas antropológicas tradicionales, en las que se adopta una postura de camuflaje por parte del actor externo, se hizo uso de un acercamiento informal para procurar un estado de cohabitación y relación según las actividades, modos y costumbres de los habitantes de Navil. 

La investigación abarcó tres fases de conexión importantes: observaciones de campo, interacción y análisis de necesidades y soluciones. Para conseguir el desarrollo de cada fase fue necesaria la inmersión en el entorno, el entendimiento y coexistencia con los actores locales. 

La llegada.

La instalación y llegada al hogar de la familia Hernández estableció el primer contacto en esta investigación y el primer momento de convivencia; a través de la inmersión en los espacios ocupados por la familia, desde el sendero que se debe cruzar para llegar a la vivienda familiar hasta los alrededores forestales en los que continuamente transitan, fue posible el intercambio de diálogos y la participación activa entre todos.

“Fue algo duro el camino puesto que cruzar a través de la montaña cargados de despensa y maletas no era cosa sencilla, afortunadamente la familia nos brindó apoyo que en 2 viajes aproximadamente por persona, se pudo transportar todo el cargamento”

Fernando González.

A lo largo de los días, se tenía la oportunidad de conocer a los integrantes de la familia, se realizaron observaciones del terreno, de la relación entre familiares y su respectiva diferencia de edad; la estadía en Navil dio lugar a la identificación de roles que ejercen los hombres, mujeres, niños y adultos mayores, dentro de un contexto como el que se estaba estudiando.

La interacción con la familia era constante ya que su agrupación y actividades principales se llevaban a cabo en un mismo lugar; la comunicación presentaba dificultades para propiciar una plática fluida, debido al dominio de distintas lenguas, sin embargo, no representó un obstáculo para extraer información. De esta interacción se realizaron entrevistas informales con el propósito de conocer las expectativas y sueños, su percepción y opinión acerca de su entorno, de su modo de vida e ideas de los actores de Navil. 

De este ejercicio de investigación se obtuvo una perspectiva más objetiva acerca de las necesidades reales de los actores y a la par, se estableció un vínculo de sensibilidad muy significativo para colaborar en las actividades del proyecto que se realizaron posteriormente. Junto con las observaciones de campo y la convivencia, se hacía un análisis contínuo de los problemas que tenían que ser atendidos con mayor prioridad y se descartaron otros que no significaban una necesidad que satisfacer inmediatamente. 

Como diseñadores etnográficos aprendimos que cuando nos involucramos de esta forma tan profunda con el usuario, involucrándose directamente con sus actividades, viviendo como él vive y sintiendo lo que él siente nuestra perspectiva como agentes externos a ese medio cambia totalmente y logramos tener una visión mucho más clara de sus necesidades reales, podemos establecer una empatía auténtica y adicionalmente ocurre algo extraordinario, gradualmente los usuarios, en este caso la familia Hernández nos aceptan en medida de lo posible como parte de ellos, esto es muy importante ya que después de establecer esta relación podemos acceder a información privilegiada.  

De forma paralela en relación a las actividades de investigación de campo, se buscó llevar a cabo el proyecto de empoderamiento social que se trabajó bajo la tutela de Amor Muñoz, el cual tenía como principal objetivo la combinación de circuitos electrónicos en la artesanía textil de la comunidad de Navil. De esta práctica fue posible alcanzar otro nivel completamente distinto de interacción; se realizaron actividades teóricas y prácticas que requirieron completa atención de todos los actores involucrados, así como la retroalimentación y ayuda colaborativa.

Para entrar en materia, “Yuca-tech” es un proyecto de la mencionada artista el cual envuelve la implementación de diodos LED a distintos artículos de uso diario de las personas. Esto con el fin de volver al objeto un artículo de dos o más funciones; claro está el ejemplo donde un sombrero conectado, puede convertirse en una lámpara de techo con el sincretismo tecnológico. Así como el ejemplo, fueron varios más y ahora en extensión hacia Chiapas

Un acercamiento que se exploró fue la familiaridad con los materiales de electrónica y textiles; dió lugar a un intercambio de conocimientos, técnicas y desarrollo de habilidades, además de la absoluta concentración de todos para poder concretar las tareas asignadas. Junto con la familia Hernández fue posible establecer un estado de convivencia y trabajo, donde los intereses congeniaron y dirigieron al diseño de una banda con leds que permitiera alumbrar los caminos y rutas del entorno, sobre todos aquellos que son de acceso a la propiedad de la familia Hernández.

La problemática surge con base en la argumentación dada por los lugareños y nuestra experiencia ya que, en dicho lugar, a pesar de tener instalación eléctrica, es difícil y probablemente costoso levantar un alumbrado en los caminos, por ende a partir de las seis de la tarde aproximadamente, toda persona debe estar bajo techo si es que quiere evitar andar en la obscuridad. 

Este objeto fue el resultado de una discusión de ideas e integración de ambas materias: tejidos y la adaptación de un circuito de LEDs alimentado por una batería. Durante el aprendizaje de ambas, se experimentó un profundo compromiso y goce de la actividad, sobre todo en la elaboración del tejido. Podían transcurrir horas durante el proceso y se fue perfeccionando la técnica, tanto de circuitos como del bordado con estambre; estos episodios sociales y académicos solicitaron la supervisión de ambos grupos de actores, así es, puesto que los encargados en materia fueron quienes enseñaron, tanto a nosotros como alumnos como a las y los indígenas a realizar sus propios prototipos funcionales de bandas (hubo quien prefirió hacer bufanda o gorro) con luz integrada.

El prototipo consiste en una pieza bordada con gancho y estambre a la cual se le anexan aproximadamente doce diodos led conectados entre sí con hilo conductivo, un hilo impregnado con plata el cual permite el flujo de electrones generando la corriente suficiente para alimentar dichos artículos luminiscentes, todos conectados hacia una batería recargable. En paralelo, se manufacturo una manta con celdas solares conectadas con este mismo sistema para así poder recargar los dispositivos con la luz solar.

Se produjo un ambiente inclusivo y horizontal de opiniones, críticas, correcciones e incluso la creación de referencias locales como bromas; esto sirvió como pauta para generar un sentimiento de confianza y de mutuo aprendizaje, de empatía. 

Todo esto fue de gran utilidad ya que permitió crear un ambiente de inducción a un estado de “flow”, Mihaly Cziksentmihalyi nos describe como el estado de flow es un momento en donde todos nuestros sentidos, emociones e intenciones están centrados en un solo objetivo, un objetivo que identificamos como realista y alcanzable al aplicar todas nuestras habilidades. “Después de un episodio en el estado de flow las personas se sienten más unidas que antes, tanto internamente como externamente” (Mihaly Cziksentmihalyi 1990). 

Al llevar a cabo las actividades de tejer y fabricar circuitos textiles con las mujeres, hombres e incluso los niños de la familia Hernández llevamos a la práctica la teoría del flow, comprobamos que cuando realizamos la misma actividad de forma intensa, constante y comprometida con una meta alcanzable se eliminan casi en su totalidad barreras que pueden impedir la empatía hacia una persona externa al entorno común.

Como diseñadores e investigadores fue posible establecer un vínculo de identidad con toda la familia Hernández; los constantes episodios de Flow fueron benéficos para poder acceder a una apertura más natural con los actores externos, las entrevistas informales que se realizaron no presentaron ningún tipo de resistencia y los miembros de la familia Hernández también mostraron una mayor disposición para realizar preguntas personales, esto comprueba que el flow permite colocar a las personas participantes en orden de paridad, eliminando algún orden jerárquico presente. 

Al final el resultado se vio reflejado en sus impresiones con el producto terminado. Tanto ellos como nosotros estábamos ansiosos de estrenar las bandas que esa misma noche se dio un recorrido nocturno; cosa que era impensable a esas horas de la noche debido a la oscuridad del sendero, pero se pudo llevar una travesía hacia la tienda de suministro más cercana. 

Viviendo con la Familia Hernández.

Es bien sabido que en México existe un gran valor por la familia y la convivencia entre sus miembros, la familia Hernández no es la excepción.  En cuanto a los miembros y sus relaciones: La familia puede ser considerada en dos grupos principales, los menores de edad y los adultos mayores, hijos y padres.

Comenzando por la mayor, está María de 56 años de edad quien es la cabeza de la familia que si bien no realiza ya las tareas más pesadas como cargar leña, se nota su presencia desde el lugar asignado que siempre tiene: al frente y cuidado del fuego, ella, entre varias de las tareas que tiene, es quien aviva el fuego, discute con sus hijas y nueras decisiones de la familia, atiende a los más jóvenes; inclusive su carácter se hace notar al corregir a los infantes, con un solo llamado basta para que los mencionados reajusten su conducta. Todo eso sin mencionar el labor de partera que brinda gratuitamente a la comunidad.

A continuación se encuentran hijas de María: Cristina, y Ananía (siendo ella la más joven con 26 años de edad) y sus nueras Antonia y Claudia. Entre todas llevan a cabo el quehacer del hogar, como alimentar a los animales, lavar ropa, hacer tortillas y cocinar en general, etc. En este tema no hay necesariamente una tarea encomendada a alguien en particular, todas son muy unidas y acomedidas, si hace falta algo lo harán, buscan un objetivo común y no existe competencia, solo unión; únicamente existe la premisa de Ananía, siendo la más jóven, soltera y la más fuerte, se encarga de tareas más pesadas como recoger leña debido a su capacidad física, al mismo tiempo también es aprendiz de partera y auxilia a María en labor de parto.

María cuenta con varios hijos varones, de los cuales Misael y Tomás, esposos de Claudia y Antonia respectivamente quienes se encuentran todavía dentro de las fronteras de la comunidad, trabajan en el municipio prácticamente donde se necesite una mano extra, el resto de sus hermanos han migrado hacia Sinaloa o a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades de vida. Como se puede apreciar, el rol de género es muy marcado y sin embargo no existe discriminación alguna por esto, simplemente hombre y mujer aceptan sus roles y hacen lo que deben de hacer.

Entre los menores se encontraban; Belinda y Martha, de alrededor de 8 años de edad quienes podrían ser consideradas líderes del grupo femenil, e incluso a veces del grupo completo; Claudia, Ana, Estefania, Elizabeth y Francisco, Juan Manuel y Emanuel, eran los líderes del otro lado del grupo y cuya opinión y gustos predominaban. También se encontraban Ubaldo, Pedro, Misael y Josué.

Todo lo anterior mencionado sin señalar que terminadas las tareas del hogar y avance del proyecto, el tiempo de ocio durante nuestra estancia antes de ir a dormir, se aprovechó a través de un proyector y una manta, para reproducir noches de cine con lo cual todos quedamos encantados.

El espacio.

La vivienda de la familia Hernández es conformada, aproximadamente, por 10 espacios habitacionales (de los cuales uno, es un espacio provisional para el labor de partera), 1 cocina/comedor, 2 espacios sanitarios, 1 gallinero y 1 media cancha improvisada.

Al inicio del día, notamos la participación de los roles en la comunidad.Las mujeres se dirigen a la cocina y comedor. Ellas son las encargadas de la preparación de los alimentos, el cuidado de los niños y la limpieza. Estas actividades siempre se encuentran acompañadas de otras, secundarias, como son de la plática casual y el tejido.

Mientras que los hombres, se dedican a la recolección de madera y alimentos, principalmente, y la representación legal, junto con otras actividades que generen ingresos para la familia.

Los niños, se dirigen a la escuela, en un recorrido de 30 minutos, sobre los senderos improvisados que tienen entre comunidades. Al regresar, se dedican a jugar y apoyar en las necesidades básicas de la familia.

La cocina.

Para entender el significado del espacio de cocina para la familia Hernández se debe tomar en cuenta que su uso va más allá de la preparación de alimentos; la cocina para estas comunidades es un símbolo de la unión familiar es el espacio donde convergen todos los miembros de la familia, es un espacio personal e íntimo que deja al descubierto el papel que cada miembro desempeña en la familia, la cocina es el salón central de la propiedad. 

El fogón o estufa son el objeto central de la cocina y a su vez, de toda la propiedad, que funciona con leña, construida estratégicamente en el centro de la cocina para distribuir el calor al mismo tiempo que sirve para cocinar, todos los miembros pueden sentarse alrededor para calentarse o simplemente para integrarse al grupo pero hay un lugar que es especial y la mayoría del tiempo está ocupado por el jerarca de la familia en este caso claramente es María que se sienta frente a la entrada de la leña y es ella quien alimenta el fuego con la leña que otros miembros de la familia recolectaron. 

Esta conducta estuvo presente durante toda nuestra estadía de forma natural, en ocasiones otros miembros de la familia también alimentaban el fuego de forma auxiliar pero nunca tomaban el rol central ya que este papel por respeto es de María. La estufa marca el diseño de la cocina, con paredes fabricadas con tablas que tienen separaciones entre sí para  dejar escapar el humo de la leña, la altura de la estufa marca la altura de las sillas que se encuentran alrededor para que todos puedan tener acceso al calor y las cocinas también tienen un color peculiar, resultado de un tratamiento casi accidental de la madera que se genera poco a poco con el humo de la leña, las tablas de toda la cocina se tornan color negro.

Es necesario especificar que estas actividades principales por parte de los integrantes no son exclusivas de ellos. Esto quiere decir que no es raro, ver a un hombre tejiendo, a una mujer encargándose de la recolección de leña o un niño encargado de un bebé. Existe un cierto intercambio de roles, casi natural, entre los integrantes que genera un balance, casi perfecto. Sin embargo, encontramos amenazas que si son tratadas pueden llegar a optimizar la actividades diarias e incluso proporcionar nuevas oportunidades para la familia.

Algunas de ellas son: 

La disposición de espacios. Aunque se encuentren acostumbrados y tengan, casi, un perfecto balance, sus espacios se encuentran muy reducidos, poco tratados y de baja calidad espacial. Como es el caso de la cocina, que solo cuenta con una mesa de comedor, una mesa de asistencia, multiples sillas, 3 estanterías pequeñas y un espacio para cocinar. Toda la comida es apilada y almacenada al fondo, mientras que la preparación de los alimentos es hecha al momento sobre el fuego. En este mismo espacio también se llegó a ver películas, por parte nuestra como agradecimiento; tener clases y actividades de tejer y electrónica.

La Materialidad. Debido al difícil acceso, la comunidad se ha adaptado a utilizar materiales regionales para responder a sus necesidades espaciales. El uso de piedra, madera y láminas de acero, con los elementos principales.

Y aunque son buenos materiales, la falta de conocimiento y/o implementación genera un déficit espacial. Tal como la penetración del frío a los espacios, la condensación de agua en el interior de la vivienda, el acumulamiento de contaminantes, entre otros.

Por otro lado, también, se encuentran las complejidades de ubicación. 

Entre los cuales enfatizamos los siguientes:

La topografía. Un lugar con una altura, aproximada, de entre 2500 y 3000 metros, s.n.m; genera condiciones de difícil acceso, ya que se encuentra con vías de acceso menos enfocadas a lo que un usuario promedio está acostumbrado. Esto también genera conflictos entre habitantes, ya que; provoca recorridos de más de 2 horas a pie para alcanzar espacios educativos, de salud, de atención e incluso de abastecimiento. Incluso de difícil acceso entre los mismos espacios, ya que cuentan con múltiples senderos improvisados, ni uno propiamente acabado, entre tierra suelta, raíces prominentes, humedad y desechos orgánicos.

Por esto mismo, se encuentra una dificultad al generar nuevos espacios dentro de la comunidad, ya que llevar materiales y servicios básicos implica una gran inversión tanto de tiempo como dinero.

El ecosistema. En esta sección del estado de Chiapas predominan los bosques húmedos – templados de pino, encino. Su temperatura oscila entre los 10 y 20 grados, en promedio. El calor, en este caso, se vuelve una necesidad primordial para la vida en la comunidad. 

Otro aspecto a considerar es la fauna silvestre que rodea a la comunidad. Debido al aspecto rural que envuelve a la población, está a sufrido de encuentros con animales como boas, ocelotes e incluso jaguares. Estos encuentros de carácter salvaje generan una amenaza ante su seguridad, salud y supervivencia.

Esto aspectos, en sí, no son complicados de tratar pero bajo las condiciones culturales, etnográficas y topográficas logran ser una amenaza de riesgos considerables para la comunidad. Con una diferente mirada, una centrada en el usuario, se pueden lograr propuestas simples de alto impacto en la calidad de vida para estas personas.

¿Qué se puede mejorar?

Fundamentalmente existen y siempre existirán rasgos a mejorar, por lo que la casa de la familia Hernández no es la excepción, existen varias áreas de oportunidad para beneficio de la comunidad, comenzando con el arribo. Para llegar Navil, se precisa de un viaje emprendido desde la ciudad de San Cristóbal de las Casas, a la cabecera municipal de Tenejapa en los Altos de Chiapas y finalmente, un trayecto de terracería a Navil. Un recorrido con un tiempo aproximado de 2 horas y 30 minutos; dependiendo del estado climatológico y las condiciones del camino (terracería), el cálculo de tiempo puede cambiar. 

Al caminar en la comunidad se puede notar que los senderos, por los cuales se transportan las personas, son difíciles de transitar ya que resultan muy resbalosos y en ocasiones con obstáculos que podrían llegar a provocar accidentes, incluyendo piedras, lodo, ramas, tierra suelta entre otros. Después de caminar varios días en los mismos senderos se desarrolla una familiarización con el tipo de terreno y aumenta la habilidad para recorrerlos.

A pesar del reconocimiento y memorización de los caminos, el riesgo de un accidente es alto y prueba de esto son las cicatrices que tienen en la frente y cejas la mayoría de los niños de la comunidad. Esta tarea se complica cuando es necesario transportar objetos pesados, con presencia de lluvia o exceso de humedad; para personas con dificultades para caminar libremente o de la tercera edad y cuando oscurece, esto reduce la visibilidad ya que no hay alumbrado.  

Como se mencionó antes, el fuego y la necesidad de calefacción son factores muy importantes para las actividades diarias de los Hernández, la cocina y el comal son de los lugares más utilizados por todos y esto implica que el fuego debe siempre estar alimentado, para lo que se requiere de una recolección de leña diaria y continuamente a lo largo del día. La familia Hernández comienzan a realizar actividades en el hogar desde que sale el sol hasta que se oculta, y aún entonces, el fue se sigue alimentado, aproximadamente por unas 12 horas. 

El acceso a leña es únicamente a través de la tala de árboles y sus sobrantes, la recolección implica exponerse a las condiciones de terreno y a las climatológicas para transportarla a pie. Además de este esfuerzo físico de transportar la madera con múltiples riesgos, está la cuestión ambiental de deforestación ya que los árboles que se talan, no se vuelven a reponer; la falta de conciencia ambiental es otro factor que si bien no es percibido como necesidad para sus habitantes, lo es para el entorno donde viven. 

Navil es una comunidad sin acceso a señal telefónica, esto provoca que la comunicación entre sus habitantes sea muy lenta y casi nula. En situaciones de emergencia, la carencia de una red telefónica juega un papel determinante para Navil y como para muchas otras comunidades de México. En la casa de la familia Hernández, la señora María es partera en su comunidad, cuando es momento de atender un parto María no se entera anticipadamente ya que no cuentan con un medio de comunicación que cumpla con esta función, la comunicación de eventos importantes como un parto solo se transmiten de boca en boca y en el caso de los partos cuando se trata de una emergencia el tiempo juega un papel vital. 

Ahora bien, uno de los temas más fundamentales del bienestar gira en torno a la salud, si bien las duras condiciones del clima generan cierta inmunidad y resistencia a enfermedades por parte de los habitantes (ya que recordemos que Navil se encuentra situado en la montaña, lugar donde la humedad es alta y las bajas temperaturas en conjunto con las lluvias son muy frecuentes) no es suficiente para estar una persona exenta de riesgo patológico. El tratamiento básico lo podrían atender los mismos miembros de la familia; sin embargo, surge la necesidad de un fácil y/o rápido acceso a medios de salud de mayor gama en caso de algún accidente de mayor nivel.

De la mano con la salud, algo que los habitantes mencionan que llegan a sufrir muy a menudo es el factor de calefacción; puesto que su principal medio para calentarse es a través de leña (sin mencionar los riesgos a la salud que respirar en prolongados tiempos el humo), los materiales de las estructuras no son siempre los más adecuados para conservar el calor.

Las paredes y columnas de sus viviendas, al ser de madera, resguardan bien el calor, el problema radica en el suelo y techo, por un lado la losa siempre es fría por ser piedra (ya sea ladrillo o concreto) y por otro lado el techo de lámina que si bien es más económico, creo que el precio que se ahorra económicamente por un material más accesible, se paga con resistencia del cuerpo mismo por lo que se recomienda una adaptación a ambas estructuras y así, ayudar a combatir las bajas temperaturas.

La salud bucal es deficiente en la comunidad; a simple vista se puede notar que la mayoría de los niños tienen caries en varias piezas dentales. Aunque la alimentación de estos niños no incluye muchos dulces, su consumo es limitado sin embargo el consumo de café es muy elevado, cuando los días son muy fríos la familia Hernández, incluyendo a todos los niños solo consumen café en lugar de agua siendo el café una bebida agresiva para los dientes y agregando una casi nula higiene bucal ya que durante los días que estuvimos en la comunidad no observamos a ningún niño cepillar sus dientes. 

Esto tiene consecuencias claras para su salud bucal en la etapa adulta que se complica con las largas distancias que tienen que recorrer para poder asistir a un consultorio dental. Aparentemente la salud bucal solo afecta a la imagen de las personas pero en realidad puede desencadenar problemas de salud graves derivados de infecciones consecuencia de no tratar a tiempo problemas poco graves. 

Otra situación existente en Navil que pone en riesgo la salud de la familia Hernández es el acceso a agua potable; a pesar de que existe un sistema tuberías instaladas en el terreno, sólo cumplen con la función de almacenamiento, acceso y movilidad de agua, sin embargo esta no es potable. Al no contar la comunidad con este servicio tan esencial, la familia se ve en la necesidad de hervir  diariamente para su consumo. 

La familia Hernández cuenta con un sistema de captación pluvial, pero con poca infraestructura; el agua se almacena en un tanque de concreto que alimenta a todas las viviendas. La estructura de este sistema se encuentra armada únicamente en la espacio principal del terreno, que es la cocina, dicha estructura está hecha de lámina y presenta mucha improvisación en su construcción, lo que no garantiza una funcionalidad óptima e incluso puede representar un riesgo a la seguridad de sus usuarios; si bien la captación pluvial puede rendir mejores frutos y elevar la calidad de vida de la comunidad, hace falta de un mejor diseño que cuente a su vez con un sistema de  filtración y que se adapte a los terrenos donde se vaya a instalar.

Conclusiones.

Después de una nostálgica despedida con un par de lágrimas de agradecimiento por parte de los dos grupos en la despedida. La familia Hernández posee un alto valor de la unión y de la familia. Durante los días de nuestra estancia se pudo convivir mucho e intercambiar conocimientos pero aún más valioso fue la experiencia, cosas que una persona aprende con observar la situación. 

Sociológicamente, a pesar de que fuimos a brindar un apoyo, se puede ver la realidad donde la comunidad indígena no padecen de ninguna situación de pobreza, y así como ellos, existen muchas personas mas mal catalogadas como pobreza. Lo que sucede son simplemente distintas formas de vivir puesto que al ser en Navil, una tarea muy rutinaria para las mujeres, pareciera que el tiempo no pasa por ahí. Si es Martes o Sábado, si es día de la bandera o día de San Valentín, no importa (de hecho en ningún momento se observaron la presencia de relojes o calendarios y aún así la familia estaba consciente en que tiempo estaban presentes). A pesar de ello no existe realmente una urgente falta de recursos, la familia cuenta con luz, agua, techo y comida. 

Sin embargo como ya se mencionó antes, la mejora de todo lugar o situación siempre es un factor presente. A lo largo del proyecto y de forma paralela, se detectaron necesidades que pueden ser abordadas como oportunidades de diseño para aportar gran valor al entorno y con la finalidad de aumentar la calidad de vida de los habitantes de Navil. Un análisis de oportunidades que toman en cuenta el estilo de vida que tienen, sin sacrificarlo y cuidando que las propuestas o soluciones, no sean invasivas en las actividades cotidianas de la familia Hernández. 

Estas propuestas pueden ser replicadas en comunidades similares y esperamos que sirvan como una importante fuente de información para los futuros proyectos que diseñadores, antropólogos, creativos y comunidad en general busquen desarrollar. Algunas necesidades son:

  • Senderos y caminos más amigables con el usuario (luminarias y piso) 
  • Sistemas de comunicación 
  • Sistemas de recolección de agua
  • Sistemas pasivos de construcción 
  • Sistemas de calefacción
  • Programas de salud bucal 
  • Sistemas para recolectar y tratar adecuadamente desechos inorgánicos
  • Sistemas prácticos de reforestación
  • Implementación de nuevas técnicas de cultivo para potenciar la producción de hortalizas étnicas de autoconsumo y venta
  • Rediseño de gallineros que permita aumentar la producción de huevo y el nacimiento de aves al protegerlas de condiciones climatológicas adversas como también de los depredadores de la zona 

¿Qué sigue?

Continuar con este proceso de investigación e inmersión, replicando ya sea en otra ubicación con otra agrupación o en Navil para profundizar el uso de este método, integrando al alumnado y el grupo de docentes con distintas prácticas de carácter creativo actual y tradicional.

Bibliografía y anexo.

  • Anónimo. (2016). Un pueblo de artesanos. Enero 08, 2018, de mexico travel club Sitio web: https://www.mexicotravelclub.com/tenejapa-chiapas
  • Mihaly Cziksentmihalyi. (1990). Flow: The Psychology of Optimal Experience . Claremont: Claremont Graduate University .

Anexo: Proyecto “Yuca-tech” https://amormunoz.net/2017/05/01/6398/

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